Burt Reynolds, uno de los actores más carismáticos de la década de los 70 y un hombre que dejó su huella en títulos como Los caraduras o Los locos del Cannonball, ha fallecido a los 82 años en un hospital de Florida.
Su bigote, su moreno eterno y su porte le convirtieron en uno de los galanes del cine de los setenta con una carrera cargada de altibajos pero en la que no faltaron películas. Más de 100 rodó en las seis décadas que abarcó su carrera cinematográfica. También tuvo tiempo para el teatro y especialmente la televisión, plataforma que le brindó el salto a convertirse en una de las grandes estrellas del entretenimiento estadounidense.
Saltó a la fama al actuar en Gunsmoke (La ley del revólver), una de las series de más éxito de la televisión norteamericana. De ahí al cine y al éxito rotundo.
En 1972 protagonizaría Defensa (dir. John Boorman) con la que alcanzaría el estatus de estrella. Lo aprovecharía para actuar en una gran cantidad de películas en la que fue su etapa dorada como actor con 20 filmes durante la década de los setenta.
Durante años, el actor fue una de las grandes sensaciones de la taquilla estadounidense, destacando en el género de acción y sin recurrir a un especialista en algunas de las escenas más complicadas. También se hizo notorio por sus papeles en filmes románticos, compartiendo cartel con actrices como Dolly Parton, Golide Hawn o Julie Andrews.
Su fama le llevó a ser propuesto como posible James Bond. Lo rechazó alegando que 007 no podía ser nunca estadounidense.
En 1996, Paul Thomas Anderson confió en él para interpretar el que muchos consideran su mejor papel en el cine. Reynolds formó parte del casting de Boogie Nights y logró la nominación al Oscar.