Una nueva ola de incendios forestales que azotan California esta semana, dejó al menos nueve muertos hasta el momento, varios heridos y miles de evacuados, además de destruir poblados enteros.
El mayor foco se ubica al norte de Sacramento, en el condado de Buttle, donde el fuego arrasó con 280 km2, en una zona en que fueron emitidas órdenes de evacuación. Otros dos incendios se registran más al sur, en el condado de Ventura, cerca de Thousand Oaks, donde un exmarine el miércoles a la noche mató a 12 personas en un local bailable.
El panorama en Paradise ("paraíso" en español), ciudad de unos 26.000 habitantes, era un infierno: casas envueltas en llamas, otras ya hechas cenizas y autos calcinados. En esa área fueron evacuadas 52.000 personas, mientras que en Ventura superan los 100.000.
También Chico, una ciudad de unas 93.000 personas situada a 145 kilómetros al norte de Sacramento, estaba ayer amenazada por el fuego.
Debido a los fuertes vientos que soplan en la zona, y que junto a la sequedad del terreno han contribuido a la rápida expansión de las llamas, el humo se desplaza cientos de kilómetros y ha alcanzado el área de la bahía de San Francisco, donde se ha declarado alerta roja por la mala calidad del aire.
Los incendios de gravedad en el estado más poblado de Estados Unidos son cada vez más frecuentes y violentos, tal y como demuestra que, de acuerdo al registro oficial que se remonta hasta 1932, cuatro de los cinco fuegos más destructivos de la historia californiana se han dado en los últimos seis años. En septiembre, los bomberos dieron por controlado el incendio Mendocino Complex, activo desde julio y considerado el fuego más grande de los documentados jamás en California.