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Viernes, 09 Abril 2021 08:45

El Brexit desata conflicto en las calles de Belfast

Noticias de Udigital
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Desde hace semanas, el descontento de los unionistas (partidarios de la unión con Gran Bretaña) enciende las calles de Belfast, capital de Irlanda del Norte, cuando cae la noche. Durante los disturbios del miércoles 7 de abril se reportó el secuestro y la quema de un autobús sobre las 18:00 horas en una calle concurrida de Belfast. Un episodio que ha llevado al Ministro de Asuntos Exteriores de la República de Irlanda a declarar que “los estallidos nocturnos de violencia en Irlanda del Norte deben parar antes de que alguien muera o resulte gravemente herido”.
La escalada de la violencia en las calles preocupó antes a Dublín que a Londres, pero finalmente Boris Johnson expresó “su preocupación”. Ahora, el Gobierno de Irlanda del Norte se reúne con carácter urgente para gestionar la situación. Sin embargo, la solución política a las tensiones parece complicada, puesto que el escenario resultante del Brexit solo intensifica unas divisiones preexistentes.
El acuerdo entre Bruselas y Londres para que el Reino Unido saliera de la Unión Europea comprende un nuevo control de aduanas entre la isla de Gran Bretaña y la de Irlanda, en la zona de Irlanda del Norte, a pesar de que sean el mismo país. Sin embargo, no hay frontera visible entre Irlanda del Norte y la República de Irlanda, aunque sean dos Estados distintos y aunque, desde el Brexit, el territorio del norte no forme parte de la UE.
Los unionistas -partidarios de permanecer atados a Londres- protestan porque consideran que el actual trazado aduanero, resultado del Brexit, les separa del resto del Reino Unido; lo cual favorece a los republicanos, que quieren unirse con la República de Irlanda, miembro de la Unión Europea.
El nuevo trazado fronterizo, comprendido en el anexo 'Protocolo de Irlanda' del acuerdo entre Reino Unido y la UE, fue diseñado precisamente para evitar la resurrección de 'The troubles' (“los disturbios”) y no imponer una separación física entre las dos Irlandas. Sin embargo, el escenario post-Brexit desató el conflicto por el otro lado. El control aduanero en los puertos de Belfast y Lean para evitar que las mercancías británicas pasen de Irlanda del Norte a Irlanda (miembro de la UE), así como el desabastecimiento de ciertos productos, han revivido las brasas del conflicto tras más de 20 años de paz.
Sin embargo, distintos expertos apuntan que, al margen de los factores materiales relativos al Brexit, las tensiones nacional-religiosas también han estallado como consecuencia social de la pandemia. Igual que ha sucedido en otras partes del mundo, algunos de los protagonistas de las protestas son adolescentes, jóvenes y otros sectores especialmente afectados por las restricciones impuestas durante un año.
Los partidos políticos, tanto unionistas como republicanos, condenan la violencia y se pasan las responsabilidades de unos a otros.
De hecho, la ministra principal de Irlanda del Norte, la pro-unionista Arlene Foster, pide el cese de los disturbios, pero reclama la dimisión del jefe de los cuerpos de seguridad. Según fuentes policiales, desde el inicio de las protestas decenas de antidisturbios han resultado heridos. Pero por otro lado, el Sinn Fein, entre otros, acusa a Foster y a su Partido de la Unión Democrática de atizar las tensiones con sus críticas al acuerdo aduanero.
Las autoridades irlandesas, norirlandesas y británicas coinciden en la necesidad del diálogo para evitar daños mayores en un país oficialmente pacificado pero profundamente dividido. Tal y como indica el Ministro de Exteriores de Dublín, la actuación de Londres es necesaria para convencer a sus partidarios unionistas de que cese la violencia.

Información adicional

  • COPETE: Escalada de violencia
  • TEMATICA: Irlanda del Norte

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