Otra vez se produjeron incidentes en un clásico y este es el documento gráfico del hecho que desencadenó una sucesión de actitudes lamentables e injustificables por otro cúmulo de inadaptados. Hay que ser claros, los que provocaron los incidentes en la Ámsterdam fueron 20 o 30 con las caras tapadas y no son hinchas, son delincuentes. La acción de ese sector de individuos de la Colombes también es repudiable, mostrando como trofeo una bandera dedicada a un muchacho fallecido por culpa de la violencia en la sociedad uruguaya.Por Andrés Gómez
@pandaUY
La violencia en el fútbol es la violencia que se vive en la sociedad. La policía le pidió al árbitro del encuentro que parara el partido en una decisión criticable, porque todos los hinchas de bien no pueden pagar por la culpa de aquellos que no lo son ni saben comportarse.
Es más, ¿qué puede hacer Pacheco pidiéndole a un par de humanos en la Ámsterdam que detengan los incidentes? Todos esos ciudadanos que destruyen el Estadio tienen y deben estar tras las rejas, no arruinándole la fiesta al público que quiere disfrutar el espectáculo.
Los jugadores se enfrían muscularmente y se calientan con las cosas que pasan en las tribunas. La actitud de Andrés Scotti estuvo acorde a la situación cuando se dirigió a la televisión y dijo claramente que el partido se paró por "delincuentes" porque los "hinchas de verdad" son los que van a alentar, no a romper.
Y esto no es en un tema de Peñarol, ni de Nacional. Es un tema social que interfiere en el fútbol, con personas que no respetan a las autoridades policiales y creen que pueden llevarse el mundo por delante. Algunos que piensan es "divertido" burlarse de los muertos (de ambos bandos y no sólo con este tipo de gestos, sino con cánticos) y otros que reaccionan como trogloditas rompiendo lo que encontraron a su alcance.
Claro, las autoridades dirán que el operativo fue exitoso, pero la violencia en el fútbol seguirá mientras siga la violencia en la sociedad, mientras haya robos y asesinatos por culpa de la droga, mientras accedan al estadio y estén libres, caminando por las calles del Uruguay, personas que no se adaptan a las reglas mínimas de convivencia. Mientras no haya respeto por los que ya no están, respeto por la policía que no puede poner orden en una tribuna porque ni siquiera puede entrar, respeto por el que está al lado y piensa distinto...
