Japón reconoce que los vertidos radiactivos de la planta de Fukushima están fuera de control y vierten al océano, con consecuencias difíciles de determinar.
 

Sin embargo, los oceanógrafos japoneses no logran ponerse de acuerdo en las características del impacto que tendrá esta situación.
 

"Hasta que no se sepa exactamente la densidad y el volumen del agua que está fluyendo, no es posible especular sobre su impacto en el mar", según informó el Instituto de Investigación del Océano de la Universidad de Tokio.