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Martes, 06 Febrero 2018 18:48

Los planetas de Trappist-1 tendrían más agua que la Tierra

Noticias de Udigital
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Los siete exoplanetas del sistema Trappist-1 son rocosos y podrían tener grandes cantidades de agua en su superficie, ya sea líquida, en forma de vapor, o como una corteza de hielo, según una investigación internacional liderada des de la Universidad de Berna (Suiza) que por primera vez ha medido las densidades de los planetas. Según los datos publicados en el último número de la revista Astronomy & Astrophysics , Trappist-e, el cuarto mundo del sistema, es el más similar a la Tierra y el mejor candidato a albergar agua líquida y vida.

El sistema Trappist-1, a 40 años luz de nuestro Sol, saltó a la fama en febrero del año pasado, cuando se anunció que contenía siete mundos de un tamaño similar a la Tierra –nunca antes se habían descubierto tantos planetas como el nuestro alrededor de una misma estrella–. Los astrónomos los identificaron al observar que la estrella enana Trappist-1 experimenta diminutos eclipses de forma regular: una señal de que algo se interpone entre ella y la Tierra periódicamente. Los datos revelaron que ese algo debían ser siete planetas.

Los investigadores realizaron también una primera estimación de sus radios a partir de la intensidad de los eclipses, lo cual permitió deducir que debían tener un tamaño similar a la Tierra y, en teoría, debían ser rocosos. Sin embargo, hasta ahora no había ninguna prueba de que esto último fuese cierto.

Las densidades de los planetas confirman que se trata en todos los casos de mundos rocosos. Según publica Astronomy & Astrophysics, todos excepto Trappist-e son menos densos que la Tierra y contienen grandes cantidades de sustancias volátiles, poco densas, como gases o agua.

De hecho, por su abundancia en el contexto de formación de los sistemas planetarios, lo más probable es que la sustancia volátil predominante sea el agua, que podría constituir hasta un 5% de la masa de estos mundos –una cifra que en la Tierra se sitúa en un 0,02%, según el comunicado del ESO, por lo que los planetas de Trappist-1 podrían llegar a tener hasta 250 veces más agua–.

El estado en el que se encontraría esta agua dependería de la temperatura en la superficie de cada uno de los planetas. En los mundos más interiores, b y c, lo más probable es que esté en forma de vapor y forme densas atmósferas. Los astrónomos estiman que el planeta b, el más cercano a la estrella, alcanzaría una temperatura en la superficie de hasta 1.700 grados centígrados y la atmósfera de agua ejercería una presión entre 10 y 10.000 veces más intensa que la de la Tierra; en este sentido podría ser similar a Venus, cuya atmósfera es 90 veces más densa que la de nuestro planeta.

De Trappist-d, que tiene una masa tres veces menor que la de la Tierra, se desconoce en qué estado se encontraría el agua. Aunque se encuentra en la zona habitable de la estrella, la temperatura en la superficie podría variar enormemente en función de sus características.

Es el cuarto planeta, Trappist-e, el que más esperanzas despierta entre los investigadores. Es el más denso del sistema, ligeramente más que la Tierra, por lo que probablemente contenga un pesado núcleo de hierro. Es el más similar a nuestro planeta en cuanto a tamaño, masa y cantidad de radiación que le llega de su estrella. Quizá también en cuanto a la cantidad de agua, que según los datos podría formar océanos líquidos.

“Es menos rico en volátiles que los demás”, señala en entrevista telefónica Ignasi Ribas, director del Institut d’Estudis Espacials de Catalunya (IEEC), que no ha participado en el estudio. “Pero los demás planetas de Trappist-1 son también más ricos en volátiles que la Tierra”. “Por lo tanto, en principio puede tener la misma cantidad de gases que la Tierra. Y nuestro planeta tiene suficientes para ser habitable”, argumenta. “Trappist-e tiene todos los requisitos para ser considerado un planeta habitable de los más interesantes”, concluye Ribas.

El resto de mundos de Trappist-1 –f, g y h– estarían tan lejos de la estrella que el agua que puedan albergar estaría congelada. Posiblemente formaría una corteza de hielo sobre la superficie y tendrían una atmósfera muy fina.

Los astrónomos planean seguir escrutando Trappist-1 en busca de signos de habitabilidad y de vida con el telescopio espacial James Webb, que lanzarán el año que viene en colaboración la NASA, la Agencia Espacial Europea (ESA) y la Agencia Espacial Canadiense (CSA), y con el Extremely Large Telescope (ELT), que el ESO está construyendo en el desierto de Atacama en Chile y cuya inauguración está planificada para 2024.

Los planetas Trappist-d, e y f carecen de hidrógeno en sus atmósferas, según una investigación del mismo grupo de astrónomos, pero liderada desde el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) en Cambridge (Estados Unidos), y que publicó ayer la revista Nature Astronomy . El telescopio espacial Hubble, de la NASA y la ESA, no ha encontrado rastros de hidrógeno en sus atmósferas, lo cual es un signo a favor de su habitabilidad.

“La presencia de atmósferas hinchadas y dominadas por hidrógeno habría indicado que estos planetas serían mundos gaseosos como Neptuno. La falta de hidrógeno respalda las teorías que defienden que los planetas son de naturaleza terrestre”, afirma en un comunicado del Hubble Julien de Wit, astrónomo del MIT y director de la investigación que ha publicado Nature Astronomy.

 

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