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Martes, 15 Mayo 2018 17:44

Ramón Barreto, el único árbitro en dos finales consecutivas

Noticias de Udigital
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El uruguayo Ramón Barreto fue juez de línea en los partidos definitorios de Alemania 1974 y Argentina 1978.
El árbitro uruguayo Ramón Barreto, el mejor de la historia del fútbol uruguayo, fue protagonista de innumerables anécdotas y cuyo nombre está escrito en la más preciada historia de los Mundiales, por haber sido el único que participó de dos finales consecutivas: fue asistente en las definiciones de Alemania 1974 y Argentina 1978. Además, en la Copa en el país germano, fue el juez principal en el recordado duelo entre las dos Alemanias.
Barreto nació en Montevideo el 14 de septiembre de 1939 y cobró notoriedad en el Mundial del 74 tras ser designado como árbitro central del gran partido entre Alemania Federal (que organizaba el certamen) y Alemania Democrática, por la tercera fecha del Grupo A, celebrado en Hamburgo el 22 de junio.
Eran otras épocas. Los árbitros alternaban y en la final de ese Mundial, disputada el 7 de julio en el Olímpico de Munich, Barreto fue árbitro asistente. Los protagonistas de esa jornada fueron Alemania Federal y Holanda. Y aunque la gran favorita al título era la mítica Naranja Mecánica, el local se impuso 2-1 y se llevó la Copa mundial de la FIFA, que se ponía por primera vez en disputa luego de que la Copa Jules Rimet quedara en posesión de Brasil. Cuatro años más tarde, el uruguayo entraría en la historia al volver a ser asistente en la final: en el Monumental, Argentina derrotó 3-1 a Holanda en el suplementario y consiguió el primer título de su historia.
Barreto ya había participado del Mundial de México 1970, donde ya había inscrito su nombre en la historia de los Mundiales: fue el primer árbitro en mostrar una tarjeta amarilla (hacían su debut en ese torneo) en el encuentro entre Brasil y Checoslovaquia.
A nivel local, fue el árbitro que dirigió la mayor cantidad de duelos entre Nacional y Peñarol en Uruguay.
Cuenta la historia que en un Clásico muy picado, aburrido de sacar amarillas antes de la media hora de juego, rompió el cartón para que los jugadores de ambos equipos entendieran que lo único que quedaba era la roja.