El próximo domingo será visible una lluvia de estrellas fugaces, como siempre en esta época.
 

El fenómeno, causado por el paso de un cometa, es conocido como las Perseidas, aunque popularmente se le denomina "lágrimas de San Lorenzo", porque el 10 de agosto es el día de este santo. En la Edad Medial y el Renacimiento las Perseidas tenían lugar la noche en que se le recordaba, de tal manera que se asociaron con las lágrimas que vertió San Lorenzo al ser quemado en la hoguera.
 

El mismo alcanzará su mayor intensidad entre este domingo y lunes, cuando se cruce la Tierra con la cola del cometa Swift Tuttle, que orbita el Sol cada 130 años.
 

Otra lluvia de meteoritos tan regular como las Perseidas, es la conocida como Leónidas, que sucede en noviembre. Se estima que ingresa a la atmósfera terrestre una carga de polvo espacial de diez a cuarenta toneladas por día.
La mayor parte de esos fragmentos se incinera al penetrar la capa exterior de la tierra, y los objetos un poco mayores arden en la fricción atmosférica y trazan en el cielo nocturno las breves líneas conocidas como "estrella fugaces".
 

Estos fragmentos penetran en la atmósfera terrestre a velocidades de entre 12 y 70 kilómetros por segundo.
 

El registro más antiguo que se tiene de la actividad de las Perseidas es del año 36 d. C. de los anales históricos chinos donde se cita un pico de meteoros en esas fechas.
 

En 1835 el astrónomo belga Adofo Quetelet demuestra que se produce una lluvia de meteoros, de forma cíclica en agosto, con su radiante en la constelación de Perseo.