Decenas de miles de personas se congregaron este sábado 4 de enero para despedir a líder militar Qasem Soleimani, quien fue asesinado en un ataque aéreo selectivo ordenado por la Casa Blanca la madrugada del viernes.

En el sepelio estaban presentes el primer ministro iraquí, Abel Abdel Mahdi, el jefe de la fuerzas proiraníes en el Parlamento iraquí, Hadi Al Ameri, el antiguo primer ministro, Nuri Al Maliki, y varios jefes de facciones chiitas proiraníes.

La mayoría de los presentes vestían de negro y portaban banderas iraquíes y de las milicias respaldadas por Irán, inamoviblemente leales a Soleimani. Otro de los fallecidos en el ataque, Abu Mahdi al-Muhandis, era el número dos de la milicia chií iraquí Multitud Popular (PMF), fiel a Irán.

Irán prometió vengar con gran fuerza los asesinatos, aumentando los temores de estallido de una guerra, mientras Estados Unidos decidió enviar al menos 3.500 nuevos efectivos militares a la región desde este fin de semana.

Por su parte, el embajador permanente de Irán en la ONU, Majid Takht-Ravanchi, aseguró que la muerte del general Soleimani, es un “acto de guerra” y sentenció que habrá una “dura venganza”.