La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, resolvió convocar a una reunión del Consejo de Ministros en carácter de emergencia, ante la ola de protestas que sacuden a las principales ciudades del país.

Cientos de miles de personas salieron de nuevo a las calles para exigir mejores servicios públicos, después de haber logrado la rebaja del precio del transporte público, el motivo inicial de las protestas.

Las recientes movilizaciones, convacadas por las redes sociales, fueron particularmente numerosas en ciudades como Río de Janeiro, São Paulo, Recife y Brasilia.

En Río de Janeiro se congregaron unas 300.000 personas, y en São Paulo los manifestantes se congregaron en la Avenida Paulista.
Por su parte, en Salvador, la policía y un pequeño grupo de manifestantes se enfrentaron cerca del estadio donde se jugaba el partido entre Uruguay y Nigeria como parte de la Copa de las Confederaciones.

En la capital, Brasilia unas 20.000 personas ocuparon la plaza frente al Congreso.